Rodrigo Bueno: El Potro que cabalgó en el Corazón de Argentina cumpliría 50 años

"El Potro" Rodrigo Bueno, el ícono del cuarteto que conquistó a todo el país, cumpliría hoy 50 años. Nacido el 24 de mayo de 1973 en la ciudad de Córdoba, Rodrigo dejó en claro su orgullo cordobés en una de sus canciones más populares, "Soy cordobés".
Desde temprana edad, Rodrigo mostró su talento musical. Hijo de un productor musical y una compositora, hizo su debut discográfico a los 5 años con el álbum infantil "Disco Baby" y colaboraciones con el grupo Chébere.
A los 14 años, Rodrigo se trasladó a Buenos Aires en busca de un éxito que parecía esquivo en su tierra natal. A partir de 1987, grabó numerosos discos y actuó en las bailantas más reconocidas de la capital y el conurbano, justo cuando la música tropical comenzaba a ganar popularidad entre los jóvenes de clase media.
Sin embargo, su estilo romántico y su distintiva imagen, con cabello largo y camisas coloridas, no le ayudaban a destacarse entre los artistas del género de la época. Fue en la segunda mitad de la década de 1990 cuando su carrera dio un giro definitivo. El Potro decidió regresar a sus raíces musicales y comenzó a transformar su imagen, optando por un corte de cabello más corto y colorido, más común en el mundo del rock que en el cuarteto.
Además, uno de sus primeros grandes éxitos, "Himno del cucumelo", era una composición de Las Manos de Filippi, un grupo del ámbito rockero. A partir de entonces, el éxito fue llegando uno tras otro, incluyendo los temas mencionados anteriormente, y su presencia en los medios de comunicación se hizo cada vez más relevante, trascendiendo lo meramente artístico.
Rodrigo se convirtió en una figura capaz de visitar a Diego Maradona en Cuba mientras el legendario futbolista se sometía a un tratamiento de rehabilitación por las drogas. También fue visto junto a Charly García y protagonizó romances apasionados y mediáticos. Su popularidad creció tanto que se convirtió en una especie de ícono de la cultura cordobesa para la clase media porteña.
Poco antes de su trágica muerte en abril de 2000, El Potro alcanzó la cúspide de su carrera al llenar varios estadios Luna Park con una ambiciosa producción que recibió una amplia cobertura mediática. En un gesto que mostraba su afinidad con la identidad porteña, se presentó ante una multitud caracterizado como un boxeador, rindiendo homenaje a las tradicionales veladas pugilísticas que forman parte de la historia cultural de la ciudad. Este gesto selló de manera definitiva la conexión entre el músico y Buenos Aires.
Aunque su éxito era indiscutible, Rodrigo siempre fue visto con escepticismo en los círculos rockeros. Se cuenta que, en una ocasión, en medio de una agitada noche junto a Charly García, Rodrigo propuso la idea de grabar juntos, pero el reconocido músico respondió con un tajante: "Todo tiene su límite".
El destino pareció marcar su camino cuando, la noche del 23 de junio de 2000, El Potro se encontró con Fernando Olmedo, hijo del recordado Alberto Olmedo, y lo invitó a acompañarlo en su recorrido por diferentes locales donde debía actuar. Desafortunadamente, en una maniobra extraña que involucró a otro automóvil, se produjo un trágico accidente que puso fin a la vertiginosa carrera del Potro, quien contaba con tan solo 27 años.
Tras su muerte, los medios se vieron inundados de ex parejas, madre, representantes y supuestos amigos, todos envueltos en conflictos y denuncias. Sin embargo, lo más importante fue que Rodrigo dejó un legado como el hombre que vivió rápido, murió joven y se convirtió en el rey cordobés en tierras ajenas.
